Adquirida por el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico en 1975, la Reserva Natural Hacienda La Esperanza en Manatí cuenta con 2,286 cuerdas de terreno, incluyendo varios kilómetros de costa y más de 10 ecosistemas de gran valor ecológico, como cuatro distintos tipos de bosque, humedales herbáceos y arbóreos, dos importantes estuarios y un amplio llano aluvial. Su inmenso valor ecológico se combina con su gran importancia cultural, desde los primeros asentamientos indígenas hace miles de años y su trayectoria como importante hacienda azucarera en el siglo 19, haciendo de ésta un verdadero patrimonio nacional, un gran tesoro histórico y natural que debemos preservar para futuras generaciones puertorriqueñas. Actualmente, el Fideicomiso de Conservación lleva a cabo seis investigaciones ecológicas en la Hacienda La Esperanza, como parte del programa Ciudadano Científico. Aquí, esta extensa reserva natural se convierte en un enorme laboratorio al aire libre, donde el ser humano puede dar rienda suelta a su imaginación y saciar su curiosidad.
Datos históricos:
La Hacienda La Esperanza era una de las más ricas y avanzadas haciendas azucareras de Puerto Rico para finales del siglo 19. Su propietario era ausente, residía en el Viejo San Juan con su familia.
Ecología y vida silvestre:
La Hacienda fue propiedad de José Ramón Fernández Martínez, criollo de primera generación y uno de los hombres más poderosos de la política puertorriqueña entre 1860 y 1880. Era conocido como el Marqués de la Esperanza, título otorgado por la Corona Española.
El Marqués estableció el primer banco de Puerto Rico, la Sociedad Anónima de Crédito Mercantil.
Fue miembro del Parlamento español (diputado de las Cortes Españolas) donde usó su puesto para combatir los intentos de abolir la esclavitud. Fue fundador del Partido Conservador, que incurría en prácticas violentas. La Hacienda se conoció por el trato cruel a los esclavos. Llegó a ser uno de los mayores propietarios de esclavos, alcanzando 152 en 1870.
La propiedad inició un proceso de deterioro que culminó en su ejecución en 1891, después de la muerte del Marqués.
El Marqués desarrolló un puerto clandestino en Barceloneta en el área de Palmas Altas para exportar e importar sus bienes sin el pago de arbitrios.
La Hacienda fue documentada por el Historic American Engineering Record del Servicio de Parques Nacionales, ubicado en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
La maquinaria de vapor que se observa en la foto, del West Point Foundry, única existente en el mundo, data de 1861; y es parte del Registro Nacional de Lugares Históricos del Servicio de Parques Nacionales del Departamento de lo Interior de los Estados Unidos de América.
Esta maquinaria fue el intento del Marqués de semi-mecanizar la operación de la Hacienda. Consistía en un molino de azúcar impulsado por vapor.
En la Hacienda se descubrió el primer centro ceremonial indígena hallado en la región costera en todo el Caribe. En ella hay evidencia de tres culturas indígenas: los igneri, ostionoides y taínos que habitaron el lugar de manera consecutiva por 1,200 años.
La Reserva Natural Hacienda La Esperanza tiene una extensión de terreno de 2,286 cuerdas que incluye una gran diversidad de ecosistemas, entre ellos: cadenas de montañas cársticas conocidas como mogotes, las cuales sustentan un bosque siempre verde con manantiales en la base; humedales herbáceos, palustrinos (agua dulce) y estuarinos; bosques y vegetación de dunas costeras; playas arenosas y litoral rocoso; y la desembocadura del Río Grande de Manatí.
Debido a la diversidad de ecosistemas, la fauna también es diversa: destacan especies de crustáceos, reptiles, anfibios, peces y aves endémicas, además de migratorias.
La flora es también diversa, con una gran riqueza de especies, entre ellas helechos diminutos de agua que se encuentran en muy pocos sitios de Puerto Rico.
Hay especies amenazadas, como la chiriría, el zumbadorcito, el gallito amarillo, el pájaro bobo, la boa de Puerto Rico y el palo de rosa.